Nuevamente llega el fin de los
trescientos sesenta y cinco días que han compuesto este año. Me gustan los
finales de año; son necesarios para dejar atrás lo que quiere olvidarse: los malos momentos, los obstáculos, las derrotas, y
“ponerse en forma” para lo mucho que queda por hacer.
Creo que, aunque sea sólo
psicológicamente, tienen que cerrarse periodos para que puedan abrirse otros nuevos. El bloqueo nunca es bueno, y hay que ponerse nuevas metas, nuevos
proyectos, crearse nuevas ilusiones que nos ayuden a crecer y a realizarnos.
Paulo Coelho escribió unas palabras que me encantan. Os pongo el enlace y os las
transcribo, por si preferís leerlo:
“Siempre es preciso saber cuándo
se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del
tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos,
o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante
es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó
tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La
relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en
los por qué, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o
cual hecho. El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo,
tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando
capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de
la vida y seguir adelante.
No podemos estar en el presente
añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió,
sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños
eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni
tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos
pasan y hay que dejarlos ir!
Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.
Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.
Los cambios externos pueden
simbolizar procesos interiores de superación.
Dejar ir, soltar, desprenderse.
En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a
ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo
que tenemos en el presente…
El pasado ya pasó. No esperes que
te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den
cuenta de quién eres tú… Suelta el resentimiento. El prender “tu televisor
personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigues es dañarte
lentamente, envenenarte y amargarte.
La vida está para adelante, nunca
para atrás. Si andas por la vida dejando “puertas abiertas” por si acaso, nunca
podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades
que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de
aclaraciones?,¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si
puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos.
Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino,
porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación,
en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.
Tú ya no eres el mismo que fuiste
hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué
volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás
el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se
queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por ti mismo, desprender
lo que ya no está en tu vida.
Recuerda que nada ni nadie es
indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para
vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por lo
tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a
vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.
Es un proceso de aprender a
desprenderse y, humanamente se puede lograr, porque te repito: nada ni nadie
nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Por eso cierra,
clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate.
Hay muchas palabras para
significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará
definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!”
Supongo que todos habremos tenido
momentos muy buenos, otros, no tanto, en este 2013. Os deseo lo mejor en este
año que entra, y aunque los malos momentos, muchas veces, (otras, no tanto) son
inevitables, espero que abunden las vivencias buenas: en eso consiste la vida.
Me despido, por este año, con este vídeo;
Feliz 2014
Feliz 2014
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