domingo, 30 de marzo de 2014

LA REBELIÓN DE LAS MASAS. José Ortega y Gasset. (I)






“Este libro --suponiendo que sea un libro—data…Comenzó a publicarse en un diario madrileño en 1926, y el asunto de que trata es demasiado humano para que no le afecte demasiado el tiempo”




LA  REBELIÓN DE LAS MASAS


Hoy vamos a ver un poco de “La rebelión de las masas”, de Ortega y Gasset. Me lo regaló mi tía por mi cumpleaños, y la verdad es que lo poco que llevo leído me ha parecido muy interesante (por cierto, me ha encantado la dedicatoria, gracias…)

En el Prólogo para franceses habla de algo que creo que nos ocurre a todos nosotros: la incapacidad de decir todo lo que queremos decir a través de la palabra. Sabemos lo difícil que es expresar, casi siempre, lo que sentimos, lo que pensamos…por ello nos parecen mágicos los poetas: porque son capaces, muchas veces, de expresar todo de manera que sentimos que lo que se ha dicho es, nada más y nada menos, que lo que se pretendía decir.





Sin más, transcribo lo que me ha parecido más interesante de este capítulo:


Lo de menos es que el lenguaje sirva también para ocultar nuestros pensamientos, para mentir. La mentira sería imposible si el hablar primario y normal no fuera sincero. La moneda falsa circula sostenida por la moneda sana. A la postre, el engaño resulta ser un humilde parásito de la ingenuidad. No; lo más peligroso de aquella definición es la añadidura optimista con que solemos escucharla. Porque ella misma no nos asegura que mediante el lenguaje podamos manifestar, con suficiente  adecuación, todos nuestros pensamientos. No se compromete a tanto, pero tampoco nos hace ver francamente la verdad estricta: que siendo al hombre imposible entenderse con sus semejantes, estando condenado a radical soledad, se extenúa en esfuerzos por llegar al prójimo. De estos esfuerzos es el lenguaje quien consigue a veces declarar con mayor aproximación algunas de las cosas que nos pasan dentro. Nada más. Pero de ordinario, no usamos estas reservas. Al contrario, cuando el hombre se pone a hablar lo hace porque  cree que va a poder decir cuanto piensa. Pues bien, esto es lo ilusorio. El lenguaje no da para tanto. Dice, poco más o menos, una parte de lo que pensamos y pone una valla infranqueable a la transfusión del resto…Dóciles al prejuicio inveterado de que hablando  nos entendemos, decimos y escuchamos tan de buena fe que acabamos muchas veces por malentendernos mucho más que si, mudos, procurásemos adivinarnos.

…Por eso yo creo que un libro sólo es bueno en la medida en que nos trae un diálogo latente, en que sentimos que el autor sabe imaginar concretamente a su lector y éste percibe como si de entre las líneas saliese una mano ectoplásmica que palpa su persona, que quiere acariciarla –o bien muy cortésmente, darle un puñetazo. Se ha abusado de la palabra y por eso ha caído en desprestigio. Como en tantas otras cosas ha consistido aquí el abuso en el uso sin precauciones, sin conciencia de la limitación del instrumento. Desde hace casi dos siglos se ha creído que hablar era hablar urbi et orbi, es decir, a todo el mundo y a nadie. Yo detesto esta manera de hablar y sufro cuando no sé concretamente a quién hablo.

En las notas de este primer capítulo se dice que los temas habituales de los escritos de Ortega son el carácter utópico e ilusorio del habla y el lenguaje, la imposibilidad de una comunicación plena, o la idea de que “el habla se compone todo de silencios”. Dice también en diferentes de sus obras cosas como: “Hablar es una faena ilusoria y utópica “ o que “ el  lenguaje es un utensilio tosquísimo que no cumple lo que promete…hablar es casi siempre no entenderse, intento que es fracaso de sí mismo, utópico afán.”

“Hablar es una faena ilusoria y utópica, que no se logra nunca suficientemente –esto es, que lo que ingenuamente nos proponemos cuando hablamos, a saber, comunicar a los prójimos nuestros pensamientos, no lo conseguimos nunca por completo. Es el sino inevitable de todo lo verdaderamente humano que el hombre hace, mejor dicho, que el hombre intenta hacer Porque todo lo propiamente humano que el hombre se propone es, por esencia, imposible”

“Todo esto es lo que expreso diciendo una perogrullada, tan grande como fecunda, a saber: que mi vida es intransferible, que cada cual vive por sí solo –o lo que es igual, que vida es soledad, radical soledad. Y, sin embargo, o por lo mismo, hay en la vida un afán indecible de compañía, de sociedad, de convivencia”








“La soledad radical de la vida humana, el ser del hombre, no consiste, pues, en que no haya realmente más que él. Todo lo contrario: hay nada menos que el universo con todo su contenido”

lunes, 3 de marzo de 2014

Una lágrima y una sonrisa. Khalil Gibran (I)





“No eres sino un fragmento de tu gigantesco ser; una mano que busca el pan y una mano ciega que sostiene la copa a una boca sedienta”






Una lágrima y una sonrisa


No cambiaría las penas de mi corazón por las alegrías de la multitud; ni haría que las lágrimas que la tristeza hace correr desde todas partes se conviertan en risa. Preferiría, más bien, que mi vida continuara siendo una lágrima y una sonrisa.

Una lágrima para purificar mi corazón y permitirme interpretar los secretos de la vida y sus cosas ocultas.

Una sonrisa para acercarme a los hijos de mi clase y para ser un símbolo de mi glorificación de los dioses.

Una lágrima para unirme con aquellos de corazón roto; una sonrisa para ser una señal de mi existente alegría.

Más bien prefiero morir con añoranza y anhelo que vivir cansado y desesperado.

Desearía que el hambre de amor y belleza estuviera en las profundidades de mi espíritu, porque  he visto a aquellos que están satisfechos ser las personas más desgraciadas.

He oído el suspiro de quienes tienen añoranza y anhelos, y es más dulce que la más dulce melodía.

Con la llegada de la tarde, la flor envuelve sus pétalos y duerme, abrazando su nostalgia. Al amanecer abre los labios para encontrarse con el beso del sol.

La vida de una flor es nostalgia y logros. Una lágrima y una sonrisa.

Las aguas del mar se evaporan, ascienden, se juntan y se convierten en una nube.

Y la nube flota por encima de las colinas y los valles hasta que se encuentra con la suave brisa, luego cae llorando sobre los campos y se une con los arroyos, que corren para regresar al mar, su hogar.

La vida de las nubes es una separación y un encuentro.
Una lágrima y una sonrisa.

Y así el espíritu se separa del espíritu mayor para moverse por el mundo material y pasar como una nube sobre la montaña del dolor y las llanuras de felicidad hasta juntarse con la brisa de la muerte y regresar de donde vino.

Al océano del amor y la belleza, a Dios.



De Una lágrima y una sonrisa, 1914

Khalil Gibran




♣ ♣ ♣

Una lágrima: es eso que humedece los ojos del mundo. Y que el mundo se empeña en ocultar. Es eso que nos tragamos tantas veces por soberbia, por orgullo, por demostrar fortaleza y queda atorada en la garganta, apretada en el corazón, comprimiéndonos todo. Es tan profunda, que no sabemos con certeza de donde nace, ni si podrá morir alguna vez.
A veces una lágrima: cicatriza una herida, lava una pena y ablanda.
Una lágrima: es un recuerdo, una angustia, una desesperación, una interrogante.
Una lágrima: puede ser a veces el comienzo del perdón, la primera luz de la rectificación que hace estrechar una mano.
Una lágrima: es a veces la gota mágica que hace cambiar por dentro cuando tenemos que pagar nuestra cuota de dolor, la lágrima ayuda. Cuando la derramamos en el corazón querido, o en la intimidad de la amistad, la lágrima une, estrecha, funde.
La lágrima: transforma, enseña, disuelve los rencores, las espinas, las malas hierbas que van creciendo en la amistad e impidiendo acercarse, abrazarse, comprenderse. La lágrima descubre. El que ignora tus motivos, no te conoce.

Lucas  6:21