sábado, 17 de marzo de 2018

Prisión permanente revisable: justicia o demagogia





Estoy atónita con la polémica creada a causa de la derogación de la prisión permanente revisable. Y no es para menos. Resulta que cierto grupo de políticos, a mi parecer sin razón alguna, se dedican a justificar su “pasividad”, su encontronazo con esta ley (como si se les fuera la vida en ello, o fuesen a sufrir ellos mismos las consecuencias de ésta) y a  arremeter contra los que no piensan como ellos.

Escucho a este señor, al que no creo necesario nombrar, dando un discurso desde la tribuna, mientras los padres de familiares asesinados quedan perplejos ante un discurso budista. Plena defensora de esta filosofía, me parece que no es el lugar adecuado para calmar los ánimos. 

Justifica su discurso, de manera muy coherente, nombrando a personajes de la talla de Locke o Aristóteles. Y el discurso queda muy bonito. Me gustaría que Locke o Aristóteles estuviesen sentados en el congreso, disfrutando enormemente de cómo se utiliza su pensamiento como fin no acorde con lo que en realidad de está planteando. Quizás si levantasen la cabeza, sentirían vergüenza  de que se les nombre para tan ilustre fin.

Aristóteles dijo, además de que la ley es razón, que en la virtud está el medio . Lo que no recuerdo     (tengo mala memoria y no me lo he leído todo) es si dejó escrito, nuestro querido filósofo, qué se consideraría como virtud dos mil cuatrocientos años después, y en el tema que nos ocupa.

Escucho el discurso completo y me da la impresión de que con la prisión permanente revisable se esté condenando a un asesino a una tortura sin fin, de esas de la Edad Media ( parece que esta expresión se ha puesto de moda entre quienes quieren derogar esta ley, pues la utilizan sin ton ni son, como si lo que se estuviese haciendo es condenar a una persona a un dolor extenuante, de épocas ancestrales).  

Me hace gracia. Una gracia irónica. Pienso en cada una de las personas a las que se ha asesinado dolosa,intencionadamente, en cada uno de los seres que ya no tienen oportunidad de defenderse. Seguramente estén, desde algún lugar, viendo el paripé que se está formando por el cerramiento de mente de muchos que no quieren, por mucho que digan, conseguir un poquito de mayor seguridad para que tales hechos no vuelvan a ocurrir; al menos, para evitar que ciertos desalmados anden sueltos por el mundo y vuelvan a cometer delitos de tal magnitud.

La vida. Lo más importante del ser humano. Me da la impresión de que para muchos la vida está sobrevalorada. Y esto me produce una enorme tristeza. 

Me da la impresión, también , de que se utiliza la palabra pasión con connotaciones negativas. Me considero pasional, soy pasional y me gusta ser pasional. Quiero mantenerme empática con las personas que sufren este tipo de “vejaciones” que el destino o la casualidad  les ha servido en bandeja, desgraciadamente, en algún momento de su vida. Personas que han tenido y que tienen que aceptar si quieren seguir adelante. Personas a las que lo único que les queda es la lucha.

La pasión no es mala, no aquella que tiene dentro de sí el toque de racionalidad acorde con una determinada circunstancia. No es pasional que unos padres, que acaban de perder a un hijo de esta manera, quieran que la ley cambie, que se haga un poco más dura (creo que nunca tendrá la suficiente dureza para ser proporcional con su dolor). No es ningún circo, como he leído u oído en ciertos medios de comunicación, que las víctimas quieran que se les oiga y que haya partidos políticos que las apoyen. Partidos y personas. Son muchas las firmas recogidas para que esta ley siga adelante.

Si yo fuese una de esas personas y tuviese que defender el derecho a la vida, ese derecho privado a uno de los míos, lucharía sin descanso. Me parecen despreciables esas palabras de pasividad ridícula, en las que la templanza se sitúa en el centro de un discurso que no está a la altura de las circunstancias, que carece de fundamentos en el tema que nos ocupa.

Por otra parte, no me parece adecuado el equiparar la prisión permanente revisable a la cadena perpetua. No es lo mismo. Ni tiene por qué ser lo mismo. Las leyes están escritas por hombres, las leyes se interpretan, a las leyes se les ponen los límites que quieren quienes las escriben. No me parece nada exagerado que se revise el comportamiento de una persona que no ha actuado como tal.
No tiene nada de exagerado el querer que una persona cumpla su pena de manera íntegra, que “apechugue” con la realidad de lo que ha hecho. No tiene nada de exagerado que cada uno se responsabilice de sus actos. No tiene nada de exagerado que, tras revisar el caso, una persona que no está en condiciones de convivir de una manera digna con con los demás, y respetarlos, siga en la cárcel hasta que se considere que está en plenas facultades  y asegurarse de que no vaya a arrebatar ni una vida más.

Por encima del derecho a la libertad está el derecho de los fallecidos, de las víctimas inocentes, de aquellos a los que se les ha privado de su bien más preciado, de lo único que tienen: su vida. Y esto se olvida, o se les olvida a quienes quieren olvidar.

Esto no es demagogia. Demagogia es ser hipócrita y no querer sentir lo que cualquier ser humano sentiría en su lugar. Demagogia es no querer ponerse en las carnes de quién ha sufrido una de las peores cosas que puede sufrir el ser humano: que arrebaten la vida de alguien al que quieren. Demagogia es mantener un discurso insultando a otros políticos. Demagogia, la suya: fría, ridícula, inapropiada. Demagogia y, además, muy poca clase.

Vergüenza , bochorno y sonrojo hemos sentido muchos al escucharlo. Si esa sociedad no es lo que usted quiere para sus hijas, yo, que no se si seré madre algún día, lo que no deseo es que mis posibles hijos vivan en una sociedad que no es segura y en la que no se defiende la vida por encima de todo.


Estoy con los padres, estoy con las víctimas, estoy a favor de la prisión permanente revisable.

Estoy, sencillamente, a favor de la JUSTICIA. Estoy, sencillamente, a favor de la VIDA.




                                                                                                                                            Elena Guillén



Derechos protegidos



                                                                                                                   

martes, 4 de octubre de 2016

FELICIDADES









A Iovana,
4-10-2016



“Seguiremos adelante, contra el viento y la marea…”



En esta vida hay muchas clases de personas: están las luchadoras y las que no luchan, las alocadas y las que dejan que la vida pase, las que rellenan huecos y aquellas que tú mismo eliges para que los rellenen. En esta vida existen amistades que permanecen y amistades pasajeras, amistades reales y amistades interesadas. Y tú estás en el primer grupo.

Esa Iovana fuerte, que ha sacado adelante a tres niños preciosos. Tres niños que continuamente sonríen (por algo será). Esa madre fuerte, que se vuelca con ellos, sin parar un momento, que tiene su recompensa ahora, y que la tendrá cuando éstos sean mayores y vea lo que les ha ayudado a ser. Esa chica que además es capaz de sacarse un máster, y todo lo que se proponga, sin dormir, si ello es necesario. Y siga con fuerzas para nunca rendirse.

Y de todo ello, lo que más admiro es su incondicionalidad. Me gustan las personas con las que puedo contar incondicionalmente, sabiendo que en un momento determinado, por mucho tiempo y por muchas cosas que pasen, están ahí, independientemente de las circunstancias. Y tú eres una de ellas.

Enhorabuena por tus logros. No todo el mundo puede alcanzar lo que tú has conseguido. Lo que aún te queda por conseguir.
Porque hemos vivido muchas cosas juntas. Hoy brindo por eso pero, sobre todo, brindo por lo que nos queda por vivir.



Felicidades, campeona. Felicidades, amiga


Elena Guillén

Derechos protegidos

jueves, 29 de septiembre de 2016

PARALELISMOS FORZADOS






Cogí la copa de coñac. Me asomé a la ventana, y la cálida noche templó mis inquietudes. Decían que al día siguiente iba a nevar, y yo, en manga corta, ironizaba la futura situación, mientras que el que había decidido mi último sorbo me recordaba el sabor de tu marcha.

Todo estaba cambiando: mi corazón ya no palpitaba de la misma manera y la naturaleza se reía de nosotros, mezclando estaciones, apropiándose de nuestra cordura y haciendo que el alcohol ya no me surtiera un efecto inmediato.

Me despertó el teléfono, y entre un nauseabundo olor a alcohol y una mala intuición sellada en las entrañas, me dijeron que habían encontrado tu cuerpo.

Al otro lado del mundo, un terremoto había sesgado la vida de miles de personas. Lo escuché en la radio mientras contemplaba cómo caía la nieve.                        

                                                                                                                      

                                                                                                                          Elena Guillén

                                                                                                                                                                Derechos protegidos
                                                                                                                           
                                           

sábado, 24 de septiembre de 2016

Superación.











No me atrevía a respirar sin la máscara de oxígeno. Hacía tiempo que el fuego me había consumido el alma. El alma y las ganas de vivir. Se había apropiado de todo: mi piel, mi entereza…Y yo luchaba por sobrevivir en ese hostil mundo, del que muchos hablan, del que pocos deberían opinar.

No me atrevía a pisar tierra firme. Y sin atreverme, estaba pisándola, por vez primera desde ese anochecer. El viento me animaba, perdonando mi cobardía, atropellando mi impotencia.


Me la quité. Al tiempo que despedía mi rabia. Y ésta voló de la misma manera en que esa noche volaron las cenizas.


                                                                                                                                      Elena Guillén


  Derechos protegidos





                                                                                                                                              

sábado, 10 de septiembre de 2016

"Yo soy Sam"









“Habla con el corazón. Ponle sentimiento”



                                                                 “Se puede saber mucho de la persona por cómo huele”


He decidido cambiar la orientación del blog, y sencillamente hablar de lo que me apetezca, el día que me apetezca. Un día prometí a una persona muy importante para mí,  esa que me impulsaba continuamente; a ella, que siempre ha estado y que, aunque ahora no esté físicamente, siempre estará, que jamás abandonaría mis sueños, y que nunca dejaría el blog. Así que posiblemente, estaría de acuerdo con este cambio. Y fue ella quién le puso el nombre, ella quién más lo leía y comentaba, y ella una de las personas más “culpables”de recordarme que  no  hay que abandonar, en ningún sentido de la palabra. Por ello, uno de sus poemas preferidos era “No te rindas”, de Benedetti.  Y para mí, el que más la representa.
Y hoy, he decidido, hacer caso a mi tío, su marido, qué sabe también las cosas que me gustan, y ver esta película. Insistía desde hace tiempo en que la viera, y realmente ha merecido la pena.

Aunque no pretendo desvelar  el argumento , si alguien no la ha visto y prefiere no saber nada de ella, lógicamente qué no lea esta entrada.
La película es un ejemplo de lo que es el amor y la comprensión entre un padre y su hija. La historia es muy especial, puesto que el padre es discapacitado, y logra sacar a su hija adelante, a pesar de todas las adversidades, que son muchas.

¿Cómo podemos ser tan diferentes y sentirnos tan parecidos? –dicen en el libro que leen ambos. Creo que esta película es muy importante, porque habla de una realidad que está muy presente en esta sociedad. Y pienso que debería darse más cobertura a estas personas que pueden ser diferentes en muchos aspectos a los demás, pero que en realidad son igual a todos: humanos  y con las mismas necesidades. Por ello deberían tener las mismas oportunidades que el resto.

Es dura la película, y más dura será  la realidad para aquellos que no han tenido la gracia de tenerlo todo consigo mismas y tienen que luchar más que “el resto del mundo” para  salir adelante en el mundo que nos ha tocado vivir. Pero  lo cierto es que nos puede pasar  a cualquiera de nosotros, y tenemos que ayudar a la  integración absoluta de estas personas. La película hay que verla escuchando mucho, porque hay muchas frases que encierran "todo".

Y él, que lucha por sobrevivir, dice: siempre hay que aspirar a lo máximo. Y ella, que ve que su padre es “diferente” a los demás padres, dice: jamás querré a otro papá que no sea él. ¿Por qué no escriben eso en el informe del juez?Y su abogada, al final de la película, reflexiona: Me preocupa que yo haya sacado más que tú de esta relación.

Maravillosa película, maravillosa interpretación  de sus protagonistas.

Evidentemente, si lo que queréis es subida de adrenalina, mejor que veáis “Fracture” o la saga de Saw. Para momentos de reflexión y ternura, sin duda, os recomiendo ésta; adrenalina, y de la buena.

Aprovecho, si vais por tierras valencianas, para hacer publicidad de un restaurante en el que estuve este verano en Gandía. El dinero que se recauda va para la fundación, y para ayudar a las personas con discapacidad. Y las personas que trabajan en él son discapacitados físicos o psíquicos. Maravillosos y divertidos; lo que más me gustó de ellos fue su naturalidad, su decir todo cómo lo piensan. Deberíamos aprender de ellos. Buena comida, lugar muy agradable, y solamente un poquito de paciencia.

Os dejo el enlace.

Feliz semana


                                                                                                       Registro de Propiedad Intelectual


  

sábado, 9 de julio de 2016

Momentos.






Pasan los años, los días, las horas, pero siguen en la memoria los momentos; sobre todo los felices, y los que la mente pone en primer lugar cuando te da por recordar aquellos instantes por los que merece la pena vivir y seguir adelante.

Y esos instantes guardan un lugar especial, mágico, y se quedan detenidos en algún lugar que no se borra, y al que puedes acudir cuando quieres.
Son momentos sencillos. No necesitan ser de otra manera.

Y miras atrás, y simplemente sonríes. Porque hacía falta poco para pasárnoslo como nadie, y hace falta poco para recordarlo. Y solamente esa rubita explosiva, conseguía con su simpatía hacer que un coche de policías nos acercara a una discoteca, cuando aún no teníamos medios para desplazarnos a ningún sitio. Y sólo ella era capaz de hacer que una noche de diario se convirtiese una de las noches más divertidas de nuestra vida. Y sólo ella hizo que un agosto, de no sé ya qué año, pero que da lo mismo, fuese uno de los meses más divertidos de mi vida, en el que recuerdo los días a solas con mi abuela, y las largas noches con ella, que nunca se acababan. Que nunca cansaban.

Momentos. Noches de Santiaguito, insuperables. Alguien que se cae, mientras baila la canción del verano de “Aguila Amstel”, y a nosotras se nos caen las carcajadas. Y alguien se ríe mientras ve a su amiga montada en una moto, mientras va tirando la ropa por la carretera principal del pueblo, y un camión pasa por encima de su camiseta preferida. Momentos, en los que un pueblo perdido nos deja la pista para nosotras solas, un lunes cualquiera en el que el resto del mundo duerme.

Tú y yo nos entendemos.

Porque me encanta la gente con la que me divierto, y con la que no me hace falta esfuerzo para reír a carcajadas. Porque me encantan  las personas, que siguen siendo ellas, aunque haya pasado tanto tiempo, tantas cosas, tanta vida.

Porque para mi eres la misma. Y porque  te sigo queriendo igual que hace quince años.


Felicidades, amiga.






                                                                      Registro de propiedad intelectual

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Feliz Navidad





                                             https://youtu.be/gjXt2tcFbuQ


Ella es de las personas que están siempre al pie del cañón. Para lo bueno, y para lo malo. Entonces resurge de la nada, sin esfuerzo, como un ángel que siempre acecha, cantando en el lugar preciso la canción adecuada, soltando una broma a la medida exacta de la necesidad, escondida detrás de un  teléfono, que debería querer agotarse, pero que nunca se agota. Y no es que te escuche, es que sabe desviar las penas con elegancia, y hacer que te olvides de los inconvenientes de la vida, convirtiéndolos en sonoras risas. Creo que pocas personas tienen la capacidad de transformar lo malo en bueno de esa manera, y hacer, incluso, que acabes adorando esos instantes.

Y ella es de las pocas personas que pueden hacerme reír a carcajadas cuando una mañana aún no me ha dado tiempo ni a lavarme la cara. Da igual cuan grande sea el problema; ella lo reduce hasta hacerlo desaparecer. Y estoy segura de que el día que no lo consiga, será el día en que se acabe el mundo.

Y, ¿por qué me gusta? Simplemente porque es muy Ella; transparente, generosa, divertida; porque es de esas personas  que vive la vida con alegría, exprimiendo cada momento como si fuese el último. Y a mí me encanta participar en todas sus locuras, porque la vida se me hace mejor, y más fácil.
Y ella, como sabe que me encantan las sorpresas, me sorprende un día cualquiera, y me hace un poco más feliz.

Por un 2016 lleno de proyectos y sueños, y por seguir compartiéndolos contigo.
Gracias, amiga, por ser tú.
Gracias por formar parte de mi vida.