lunes, 14 de julio de 2014

ANA MONTOJO



ANA MONTOJO



Ana Montojo se inició en la poesía el año 93, asistiendo al taller que por entonces dirigía en la Casa de la Cultura, Carmen Conde, de Majadahonda, el poeta Enrique Gracia Trinidad.
Transcribo cómo se la presenta en su libro “La Niebla del tiempo”:

“Aunque en ocasiones enfoca su mirada a la sociedad que la rodea, al dolor y a la soledad consustancial del ser humano, su poesía es básicamente intimista y de introspección, desgarrada e impúdica hasta constituir un verdadero striptease emocional a través del cuál libera cualquier desasosiego interior. Quizá por eso, porque trabaja sobre sentimientos universales y comunes a todos los mortales, en su poesía nos podemos reconocer todos y tal vez ahí resida su principal atractivo; aunque a veces es un espejo demasiado explícito en el que no nos gusta vernos”







Si pudiera vivir nuevamente mi vida
en la próxima trataría de cometer más errores

(Jorge Luis Borges)


Yo, al revés que el poeta, cometí
casi tantos errores como pude,
si por error se entiende
dejar el corazón a la intemperie,
expuesto a toda suerte de peligros
salvo el de ser feliz y acostumbrarme.

A gala tengo
haberme equivocado muchas veces
sin haber aprendido casi nada,
y permitirme el lujo de estrenar
en cada amanecer
una nueva derrota reluciente.

He bebido el ahora de manera insensata;
como si cada día fuera el último
del resto de mi vida
y el futuro tan solo se tratase
de un incierto espejismo.

Hice mal casi todo lo importante:
Nno ahorré ni una peseta,
fumé, no hice deporte,
y hasta me enamoré de algún extraterrestre
sin requerir informes de solvencia.

Tuve hijos
y no los preparé para el mañana;
me limité a quererlos mucho más
de lo que hubiera sido razonable.

Y aquí estoy
instalada de golpe en el futuro
sin chaleco antibalas, sin fortuna,
sin refugio antiatómico siquiera
que pueda protegerme
de la lluvia de abril y de tus ojos.
                                                                              ♠♠♠








Te lo regalo todo.
La mañana sin horas
Y la gota de escarcha que persigo
por el cristal  helado.

El gorrión insolente que se empeña
En volver a inventar la primavera
Cuando febrero engaña a los almendros.

Te regalo este día
Que se abre a mis sentidos
Aunque sé que hoy tampoco
Lograré seducirle.

Te regalo la noche interminable
Y el alba sin tu cuerpo
Declarándose en huelga a mi costado.

La música que habita mi silencio,
Los fantasmas que pueblan mis rincones,
La edad que me recorre todo el cuerpo,
La que soy, la que fui, la que no seré nunca.

No se me ocurre nada mejor con qué comprarte.
Nada más codiciable que el otoño
Que no hiela aún la piel del alma.


♠♠♠

Ignoro en qué momento
Comencé a perder pie donde pisaba,
Cuando me transformé
En la mujer que anda algunos pasos
Por delante de mí,
Sin volver la cabeza.
Yo no puedo alcanzarla.

La que fui no regresa
Y la que soy a veces corre tanto
Que se me escapa.

Y me quedo perdida, tan lejos de las dos,
Equidistante,
Confiando en que acojas
A la que junto a ti llegue en mi nombre.
















2 comentarios:

  1. Muchas gracias, Elena, por traerme a tu blog; lo acabo de descubrir de forma casual.

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  2. Gracias a ti, Ana. Me encanta cómo escribes.

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