No sabía de qué hablar en la
entrada de hoy, y dio la casualidad de que ayer cogí el libro “La buena vida” de Alex Rovira, y
comenzaba con este poema, y cuando empecé a leerlo me di cuenta de que me
sonaba. Pero no ha sido hasta que no he escuchado la canción, hasta no darme cuenta de que era uno de los poemas preferidos de mi tía Marina, y de
que me lo había mandado en más de una ocasión, en su intento constante de siempre hacerme seguir adelante. Me había limitado a escucharla,
y no sabía quién lo había escrito, y cómo todo lo que me mandaba era interesante y digno de leerse, he decidido investigar un poco por
qué lo escribió su autor, y compartirlo.
José Agustín Goytisolo, de cuya biografía
hablaremos en otro momento, escribió un poema a su hija, que se convirtió en
uno de sus más exitosas creaciones. Parece un intento de darle el aliento y la fuerza por
vivir, un esfuerzo que él mismo no consiguió lograr; como muchos de los "grandes" que paradógicamente a aquello que escriben, no consiguen dar un sentido a su propia vida, y deciden desistir. Dicho escritor tiene una gran predilección por su madre, que se
llamaba Julia, y que muere víctima de un bombardeo; en su honor, decide
ponerle el mismo nombre a su hija, y dedicarle el siguiente poema.
La versión de su suicidio, sin
embargo, aunque es la más creída, no puede corroborarse como cierta; para su
familia fue un accidente, y su muerte fue debida a su caída desde una ventana. Como siempre, dejemos margen
a la duda.
PALABRAS PARA JULIA
Tú no puedes
volver atrás
porque la
vida ya te empuja
como un
aullido interminable.
Hija mía es
mejor vivir
con la
alegría de los hombres
que llorar
ante el muro ciego.
Te sentirás
acorralada
te sentirás
perdida o sola
tal vez
querrás no haber nacido.
Yo sé muy
bien que te dirán
que la vida
no tiene objeto
que es un
asunto desgraciado.
Entonces
siempre acuérdate
de lo que yo
un día escribí
pensando en
ti como ahora pienso.
La vida es
bella, ya verás
como a pesar
de los pesares
tendrás
amigos, tendrás amor.
Un hombre
solo, una mujer
así tomados,
de uno en uno
son como
polvo, no son nada.
Pero cuando
yo te hablo a ti
cuando te
escribo estas palabras
pienso
también en otra gente.
Tu destino
está en los demás
tu futuro es
la propia vida
tu dignidad
es la de todos.
Otros
esperan que resistas
que les
ayude tu alegría
tu canción
entre tus canciones.
Entonces
siempre acuérdate
de lo que yo
un día escribí
pensando en
ti
como ahora
pienso.
Nunca te
entregues ni te apartes
junto al
camino, nunca digas
no puedo más
y aquí me quedo.
La vida es
bella, tú verás
como a pesar
de los pesares
tendrás
amor, tendrás amigos.
Por lo demás
no hay elección
y este mundo
tal como es
será todo tu
patrimonio.
Perdóname no
sé decirte
nada más
pero tú comprende
que yo aún
estoy en el camino.
Y siempre,
siempre acuérdate
de lo que un
día yo escribí
pensando en
ti como ahora pienso.
Os dejo las
versiones que más me han gustado. La primera, más clásica, la segunda, flamenquita, y la tercera, más
cañera, pero todas, a mi gusto, geniales.
Hasta la
semana que viene.
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