lunes, 22 de abril de 2013

JORGE LUIS BORGES (I)





Jorge Francisco Isidoro Luis Borges, argentino, nació el 24 de agosto de 1899 en Ginebra, y murió el 14 de junio de 1986. Se le considera uno  de los autores más destacados de la literatura del siglo XX. Publicó poemas,  ensayos  breves, y cuentos.

Su obra es clave en el pensamiento universal y ha sido objeto de minuciosos análisis y de múltiples interpretaciones. Se puede decir que  trasciende cualquier clasificación y excluye todo tipo de dogmatismo. La perfección del lenguaje que utiliza, sus grandes conocimientos, el universalismo de sus ideas, la belleza de su poesía, ( ahora veremos algunos de sus poemas), y la gran originalidad de sus ficciones, hace que sea considerado como el gran literato que es.




Borges es considerado uno de los eruditos más reconocidos del siglo XX. Ha escrito una variedad muy abundante en todos los ámbitos: ontologías fantásticas, genealogías sincrónicas, gramáticas utópicas, geografías novelescas, historias universales, bestiarios lógicos, silogismos ornitológicos, éticas narrativas, matemáticas imaginarias, thrillers teológicos, nostálgicas geometrías y recuerdos inventados. Siendo un literato puro pero paradójicamente preferido por los semióticos, matemáticos, filólogos, filósofos y mitólogos,

Destaca especialmente su concepción filosófica, concebida como perplejidad, pensamiento como conjetura y poesía como forma suprema de racionalidad.

Sus posturas políticas le impidieron ganar el  Premio Nobel de Literatura  al que fue candidato durante casi treinta años. Pero supongo que aunque para él fuese importante, todo lo que nos ha dejado hace que el premio tan ansiado no sea tan importante…no creo que sea necesario el reconocimiento de los demás para considerarlo como el gran autor que es. En realidad, el reconocimiento de los demás siempre es lo menos importante. Y no por ello considero que deje de merecérselo.

Os dejo con algunas de sus poesías.



La luna

Hay tanta soledad en ese oro.
La luna de las noches no es la luna
que vio el primer Adán. Los largos siglos
de la vigilia humana la han colmado
de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo.







La rosa

La rosa,
la inmarcesible rosa que no canto,
la que es peso y fragancia,
la del negro jardín en la alta noche,
la de cualquier jardín y cualquier tarde,
la rosa que resurge de la tenue
ceniza por el arte de la alquimia,
la rosa de los persas y de Ariosto,
la que siempre está sola,
la que siempre es la rosa de las rosas,
la joven flor platónica,
la ardiente y ciega rosa que no canto,
la rosa inalcanzable.





La lluvia

Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.
Quien la oye caer ha recobrado
el tiempo en que la suerte venturosa
le reveló una flor llamada rosa
y el curioso color del colorado.
Esta lluvia que ciega los cristales
alegrará en perdidos arrabales
las negras uvas de una parra en cierto.
Patio que ya no existe. La mojada
tarde me trae la voz, la voz deseada,
de mi padre que vuelve y que no ha muerto.




Hay un hecho que dará un giro a su vida personal, y es que a los cincuenta y cinco años se queda ciego. Cerramos la entrada de hoy con este precioso poema que escribió a causa de su ceguera.
Os dejo con una de las conmovedoras conferencias que dio, y en la que habla de ella. Merece la pena verlo.

Me quedo con esta parte de la conferencia:



“El mundo del ciego no es la noche que la gente supone. En todo caso estoy hablando en mi nombre, y en nombre de mi padre, de mi abuela, que murieron ciegos, ciegos y sonrientes, y valerosos. Y yo espero morir así.”




Feliz semana.







 Un ciego

No sé cuál es la cara que me mira
cuando miro la cara del espejo;
no sé qué anciano acecha en su reflejo
con silenciosa y ya cansada ira.

Lento en mi sombra, con la mano exploro
mis invisibles rasgos. Un destello
me alcanza. He vislumbrado tu cabello
que es de ceniza o es aún de oro.

Repito que he perdido solamente
la vana superficie de las cosas.
El consuelo es de Milton y es valiente,

Pero pienso en las letras y en las rosas.
Pienso que si pudiera ver mi cara
sabría quién soy en esta tarde rara.



2 comentarios:

  1. Aunque no parezca necesario recordar a Borges, es de agradecer cualquier acercamiento, en este caso más a su poesía. Digamos, por no entrar en los juegos de valoraciones, que jugaba en una división aparte.
    un abrazo

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  2. desde luego uno de los mejores del siglo XX. saludos.

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